domingo, 29 de septiembre de 2013

Las horas distintas se disfrazan de momentos normales, la nubes bajaron a pasear de la mano esa noche, la luna estaba pero, se encondía... se escondía...

Las melodias atrapaban las emociones y el alcohol las desbordaba, la risa ahogaba la responsabilidad de los pensamientos donde Dios decía "no lo pienses!" y en el país de "no lo hagas", el "sólo hazlo" es rey. Y entonces dejé de pensar, de preocuparme por no ser para dejarme llevar por el momento de libertad, del "más vale pedir perdón"...

En medio del huracán de la euforia, su boca en la mia me contaba su pasado, tanto como la taticardia de su pecho me confirmaba las verdades, el punto de la fantasía se caia en ese instante, las cortinas del teatro estaban cerradas y sus manos se perdían, se envolvían, se soltaban y aferraban.

Sus dientes se hundian en mi rostro, el viento congelaba nuestras almas, que divagantes, andaban por la avenida, aun embriagados en la risa del antojo..., del yo no se, de la burla de un pasado, entre idiomas extraños, de las distancias...